sin conocer de tu vida un solo instante.
Falta el tiempo en que sobren horas de mirarte
no quiero quererte sin tocarte.
La sonrisa tonta, rima con las ganas de besarte.
Me falta el aire con solo suspirarte
me veo envuelta en sueños de cristal
donde se refleja tu alma sideral.
Quisiera contemplarte sin rozarte
con un rayo de luna iluminándote
y en un impulso arrebatarte
para que me pertenezcas al tomarte.
Tu cara es una diamante de paz,
en tus letras encuentro mi verdad.
Danzan como escamas de arte
que derriten mi fibra sensorial.
Deseo saborearte en carne viva
mientras las ilusiones me cuentan tu risa
Sos mentira, pura, voladora e irreal
pero algo que no se como se llama es carnal.
Te veo y fantasea una loca idea demencial
que da cuerda a tu obsesionario musical
la lejanía es corta y virtual
nos separan caracteres del azar.
Este amor es una pizca de sal de Platón
que fantasea en el paladar de mi destino.
Si tan solo mi boca bebiera una gota
llenaría mi copa de tu ser divino.
Un amor neurótico te llama a vos
me dice que tus letras son mi canción.
Conspiran ideas locas que no hacen sentido
y te encuentro por las noches oníricas del delirio.
En un sensible intercambio de conciencias
donde vos y yo no existimos en el plano
pero en esencia somos eso
que no sé cómo llamarlo.
3.
Había una vez una historia de Platón
que creía en amores de cartón
Inventaba amantes de papel
que anhelaban juntos el atardecer
La Luna conspiraba con él
y te devolvía en sueños del ayer
Lo mágico se terminaba al amanecer
Cuando el sol salía otra vez.
No sé cómo ni cuándo sucedió
pero me creí el cuento de Platón
Tal vez te vi en imágenes de videocasete
Como un fantasma en colores RGB.
O fue aquella vez, cerca del río en 2012
que tu sonido biónico se vestía de rey.
Tus canciones laten en mi corazón
y de tu voz invento un sujeto real
intuyendo de manera intelectual
un vínculo cercano, ajeno al cambio,
independiente de la realidad sensible,
perpetrando en mi alma
un sentimiento subsistente
donde vos y yo nos encontramos
haciendo un salto cuántico
en la escala musical
de tu gran agujero existencial.
Es ahí, en ese La Mayor
que sí hay encuentro en el centro hoy.
Pero cuando termina la melodía
el meteorito platónico vuela en mil pedazos
para confirmar que nada de esto existe.
Y me duele olvidarte,
aún sabiendo que jamás te encontré.
Entonces, de nuevo, pongo play.
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