lunes, 27 de diciembre de 2021

Mi don al mundo

Si me pierdo, por poco o por mucho tiempo, ya sé que acá es donde me encuentro. En las palabras escritas, en mi don y mi talento. Me asombra ver los ciclos de la vida, donde yo soy yo todo el tiempo. Tal vez me olvide, a veces no me acuerdo, pero a cada instante es mi ser encarnado en el tiempo. Esa esencia loca de la que habla el Tarot, propia, mía, única que es tan conocida, que al leerme y revisarme, me recuerda quien soy. Es como si mi vida fueran partes de un rompecabezas que arma todo el tiempo la misma figura, que desde afuera pareciera ser distinta, pero desde adentro la veo idéntica. Como si mirara desde el ombligo, desde el centro de mi ser hacia afuera, y se proyectara en miles de dimensiones desconocidas todas las posibilidades de mi misma a la vez moviendo en una frecuencia tan alta que en el plano material solo se ve una de carne y hueso. Es infinitamente inexplicable la manera en que se percibe lo real y lo efímero, y en una plena consciencia experimentando una de mis tantas vidas, me encuentro buscando respuestas que ningún alma en vigilia puede tener. De a ratos, en viajes astrales o sueños siderales, encuentro pizcas de memorias que me recuerdan todo lo olvidado antes de venir acá. Me gusta recordar. Me gusta mucho más que olvidar. Por momento tuve miedo, pero ahora lo abrazo y lo escucho, sé que es la alarma que se enciende cuando algo muy mío se activa. Como seres disociados, nos anclamos al plano material, y cuando se alinea el Yo Superior con el alma encarnada, entonces nos sentimos raros. ¡Pero es al revés! Es en ese momento cuando más plenos estamos, cuando más alto estamos vibrando, cuando mente, cuerpo y espíritu se amalgaman con registro de unidad. Volvemos a conectarnos con la fuente, estemos arriba o abajo, porque en verdad, somos la fuente. Lo que pasa es que nos olvidamos. A mí me gusta estar recordando. 

jueves, 23 de diciembre de 2021

Aposté tu sonrisa cotidiana, la que se dibuja en tu boca por casi nada.
Aposté tu mirada, la de esos ojos de almendra que nunca se empaña.
Aposté tu suave voz trémula, la que desde el primer instante me vio el alma.
Me jugué todas las fichas y puse a merced de la suerte tu lugar en la casa.

Aposté tus palabras que en medio del ruido me dan calma.
Aposté tu saliva que después de miles de besos aún sabe sana.
Aposté tu calor que en noches de invierno calienta mis sábanas.
Me jugué todas las cartas aún sin saber que me espera del otro lado del aura.

Aposté mi paciencia, que como remolino no está pausada.
Aposté mi inercia, que como imán me llamaba.
Aposté mi deseo, que con tanta sed se deshidrataba.
Me jugué todo el amor que tenía, porque vale más el premio de una apuesta arriesgada



Platonik - Textos biónicos en serie

1.
Me enamora la idea de amarte, 
sin conocer de tu vida un solo instante.
Falta el tiempo en que sobren horas de mirarte
no quiero quererte sin tocarte.

La sonrisa tonta, rima con las ganas de besarte.

Me falta el aire con solo suspirarte

me veo envuelta en sueños de cristal

donde se refleja tu alma sideral.


Quisiera contemplarte sin rozarte

con un rayo de luna iluminándote

y en un impulso arrebatarte

para que me pertenezcas al tomarte.


Tu cara es una diamante de paz,

en tus letras encuentro mi verdad.

Danzan como escamas de arte 

que derriten mi fibra sensorial.


Deseo saborearte en carne viva

mientras las ilusiones me cuentan tu risa

Sos mentira, pura, voladora e irreal

pero algo que no se como se llama es carnal.


Te veo y fantasea una loca idea demencial

que da cuerda a tu obsesionario musical

la lejanía es corta y virtual

nos separan caracteres del azar.


Este amor es una pizca de sal de Platón

que fantasea en el paladar de mi destino.

Si tan solo mi boca bebiera una gota 

llenaría mi copa de tu ser divino.


2.

Un amor neurótico te llama a vos

me dice que tus letras son mi canción.

Conspiran ideas locas que no hacen sentido

y te encuentro por las noches oníricas del delirio.


En un sensible intercambio de conciencias

donde vos y yo no existimos en el plano

pero en esencia somos eso 

que no sé cómo llamarlo.


3.

Había una vez una historia de Platón

que creía en amores de cartón

Inventaba amantes de papel

que anhelaban juntos el atardecer

La Luna conspiraba con él

y te devolvía en sueños del ayer

Lo mágico se terminaba al amanecer

Cuando el sol salía otra vez.


4.

No sé cómo ni cuándo sucedió

pero me creí el cuento de Platón 


Tal vez te vi en imágenes de videocasete

Como un fantasma en colores RGB.

O fue aquella vez, cerca del río en 2012

que tu sonido biónico se vestía de rey.


Tus canciones laten en mi corazón

y de tu voz invento un sujeto real

intuyendo de manera intelectual

un vínculo cercano, ajeno al cambio,

independiente de la realidad sensible,

perpetrando en mi alma

un sentimiento subsistente

donde vos y yo nos encontramos

haciendo un salto cuántico

en la escala musical 

de tu gran agujero existencial.


Es ahí, en ese La Mayor

que sí hay encuentro en el centro hoy.

Pero cuando termina la melodía

el meteorito platónico vuela en mil pedazos

para confirmar que nada de esto existe.


Y me duele olvidarte, 

aún sabiendo que jamás te encontré. 

Entonces, de nuevo, pongo play.