Extraño
tu ausencia
cercana, como prueba de que alguna vez estuviste acá. Ahora veo y
aunque nunca estabas, tengo la certeza de que no estás. Antes eran
mentiras que de a ratos olían
a verdad. Tu filosofía de recovecos, ideas y salidas, desparramadas
en mis narices al azar. Algunas veces nos cruzamos, pero prefería no
estar. Algunas veces te busqué, pero el destino era no acertar. Me
acuerdo de la primera, ajustada, casi sobria. Acartonada y
disfrazada, era de mirar. No supe todo ahí, pero sentí que no me
ibas a agarrar. Muchos vientos enrroscados me hacían caer para
atrás. Me levantaba y sabía como avanzar. A veces quería
amedrentar.
Probaba, sacaba, chillaba y otra vez volver a intentar. Otras veces
quería simplemente gustar. Al final, como todo, hasta lágrimas te
empiezan a brotar. Entendí firmemente que en esto, con vos no iba a
contar. Hoy lo pienso, sin querer alborotar, ¿porqué se hace tan
difícil
cuando uno tiene ánimos de amar?
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