Que
es poco lo que dice, no porque quiera callarlo, sino porque es
inabarcable el espacio. No entra todo de una vez, pero tampoco
serviría. Ni un detalle diminuto de lo que saben de uno se compara
con lo que se es. Tampoco se tienen grandes pretensiones, pero
qué difícil es,
a veces, ser quién uno cree que es para los que ven. No importa para
los otros, importa para el ser. Y se la pasa el débil viviente
tratando de darse a entender. Pero sufre con la certeza de saber que
nunca va a poder ser. No él mismo, sino quién quiere ser, para el
de todos y para su propio bien. O
eso al menos cree.
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