martes, 16 de septiembre de 2014

23 de Junio de 2009

De ayer y de hoy, algunas verdades. Crudas, rozan la piel y se me eriza. Creo que no es cierto, sino es reflejo de lo que alguna vez fue vida. Es que no tengo tiempo para más mala sangre perdida, entonces todo tiene un dejo de desidia. De a ratos me contento, de a ratos me retengo. Son más las horas que quisiera estar dormida que las que despierta me mantengo. En estado de armonía doy pocos pasos, pero de esos estoy segura. El resto son corridas que se aceleran por la tontería de mis años torpes que nunca avanzan del todo. La eterna vida del saber, la corta brecha de las seguridades, la intensa duda del futuro. Estoy desencantada de la gente, no de todos, pero sí de más de los que alguna vez supuse. No es que me hayan dejado sin resto para seguir adelante, pero me dan la confirmación de que no se si alguna vez voy a llegar. Tampoco es que creía que todo iba a estar dado por la simpleza de quererlo, pero no me cierra que nunca nada llegue. Una constante de búsquedas, de amores y de dolores, de los primeros verdaderos y de los segundos, aleccionadores. Poco, es casi nada, lo que hay debajo de tanta energía puesta al servicio de la efímera sensación del tal vez.

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